¿La ayuda que no ayuda o la ayuda que ayuda?

 

Mezcla de sentimientos es lo que traigo hoy por estos lares, ;).

Impresionante cuán diferentes somos, o a mí me lo parece. Personas (a las que no les dedicaré mucho tiempo) a las que lo único que les importa es mantener su estatus bien alto, siempre, y lo más importante, que los demás lo vean…

Sin embargo, otras personas, las que a mí me interesan, las que tienen esa gran capacidad de dar amor, que es incontable e incontenible. Nunca se cansan.

 

La madre Teresa de Calcuta dijo una vez: «Uno de los mayores padecimientos es no ser nada para nadie»; e incluso el Papa Francisco afirmaba el otro día: «Al mundo le hace falta llorar más». Estoy muy de acuerdo con los dos, la verdad.

No nos acordamos de cuando éramos pequeños, ¿verdad? no te acuerdas de cuánto amor necesitabas y la ayuda que te ofrecían tus padres y familiares, ¿verdad? (yo tampoco).Pues tanto tú como yo, como todos y cada uno de los niños que nacen en el mundo entero, necesitamos lo mismo. Incluso cuando estamos en el vientre de nuestra madres, necesitamos algunas cosas.

No sólo necesitamos ser ayudados, sino también ayudar a los demás, esto nos hace crecer como personas, madurar, y darnos cuenta de la capacidad tan grande que tenemos de dar, sobre todo amor. Y es gratis.

Según decía Carl Rogers, precursor de la terapia centrada en la persona, las condiciones esenciales para ayudar son: la compresión empática, la congruencia y una actitud de aceptación hacia el otro.

Hace pocos meses conocí a una chica joven (26 años) y enfermera. Ella hablaba de «sus niños» para arriba y «sus niños» para abajo. Un día le pregunte: «Irene, tienes niños?». «Sí y no, no son míos, pero como si lo fueran»; y me explicó un recurso muy poco conocido que se llama acogimiento. Al menos yo no lo conocía.

Algunos niños con historias absolutamente tristes, aterradoras y que encogerían el corazón hasta al más insensible, antes de ir a familias de adopción, están en centros. Sé que les tratan bien, sus necesidades básicas están cubiertas.  Yo no tuve sólo las necesidades básicas, yo tuve mucho más. Tuve mucho amor, me educaron, me inculcaron unos valores (entre ellos la solidaridad), y me respetaban, entre mil cosas más. Contaban conmigo, y me preguntaban que qué quería comer, que si quería piscina o playa, jardín o casa, jugar a una cosa u
otra, en fin, yo era importante.

Le dí unas vueltas a la cabeza a este recurso y se lo comenté a Javi, mi marido. Después de unas semanas dándole vueltas, decidimos ir al curso informativo. En ese momento lo vimos claro, «tenemos que hacer algo por estos niñitos».

Niños que «acompañan» a sus padres a comprar la droga que necesitan, incluso que se los llevan en brazos para atracar un supermercado, a otros los dejan solos durante días porque el alcohol o cualquier otra sustancia hace que se olviden de ellos, madres que durante el embarazo siguen consumiendo drogas y los niños nacen son síndrome de abstinencia…y así podría seguir y seguir. Como es lógico, todas las historias son duras, por eso Consellería entra en escena y se hace cargo de los menores, menos mal. En otros casos, son los padres o madres los que renuncian a sus hijos…

También quiero mencionar a tantos y tantos padres que no es que no quieran, sino que no pueden o no saben cuidar de sus hijos, y desgraciadamente, han de hacerlo otros por ellos. Me refiero tanto a motivos económicos o de salud de los padres, salud a nivel físico y/psicológico.

¿No os conmueve el alma? a nosotros sí, la verdad. Son niños, absolutamente indefensos, NECESITAN de nosotros, de los adultos. Tienen derecho a tener una infancia como la tuya y la mía.

Podemos apartar la vista, hacer que no pasa nada. Podemos vivir en el mundo de felicidad sin medida que nos hemos creado, sin querer ver qué está pasando más allá de nuestra vida, nuestro entorno, nuestro trabajo, nuestra casa, etc. Podemos hacerlo, es verdad.

Tal vez estés pensando que este gesto que parece tan altruista esconde alguna motivación personal. Tienes razón, es verdad. Soy/somos unos grandes egoístas, grandísimos, más de lo que os podáis imaginar; y sabes qué, tenemos claro que este precioso recurso que acabamos de conocer, nos va a aportar tanto, tanto, tanto, que  va a ser mucho más lo que recibamos que lo que podamos dar nosotros a estos niños.

Hay varios tipos de acogimiento, el temporal (fin de semana y vacaciones), el acogimiento simple (de tres meses a 18, creo), permanente (larga duración o incluso hasta indefinido), de urgencia, para niños con problemas. Esto lo digo por si alguien comienza a interesarse, también me podéis preguntar por privado, por supuesto. (ana@organiccoaching.es).

«Al mundo le hace falta llorar más»; pero no llorar más por nosotros mismos, sino por los demás, nos hace falta ser más humanos, poneros en el lugar del otro, emocionarnos con las historias de miles y miles de personas, hace falta que seamos un poco más profundos; o al menos, eso creo yo. Y afortunadamente, la persona que me acompaña y a la que acompaño en este camino llamando vida piensa y siente lo mismo que yo; gracias mil por estar ahí y apoyarme y unirte a mí en esta aventura.

Gracias a Irene por mostrarme el recurso, a su madre Cristina por la amabilidad, las dudas resueltas y por cuidar de tantos y tantos niños a los que seguro les has dejado parte de ti.

Gracias a todos y cada uno de vosotros por leerme, gracias a los que hayáis llegado al al final del post…gracias por estar ahí!

Un abrazo,

 

Ana       http://www.organiccoaching.es

http://www.gaiaacogimiento.org, gaia.acogimiento@gmail.com. Podéis preguntar por Cristina.

 

 

 

 

 

Anuncio publicitario

6 comentarios en “¿La ayuda que no ayuda o la ayuda que ayuda?

  1. Te felicito por esta valiente, necesaria y amorosa decisión.
    Valiente: porque no será un camino fácil
    Amorosa: porque sólo desde el amor se pueden abrir lo brazos y las puertas de un hogar para brindar cobijo a quien lo necesita
    Necesaria: porque son muchos los niños en situación vulnerable esperando una mano que les rescate y les brinde soporte
    Las motivaciones personales no son una limitación, son un impulso para realizar una labor tan loable con más ahínco. La psicología será una aliada como herramienta ante las situaciones difíciles pero la bondad tuya y de Javi, serán el vehículo hacia el corazón de esos pequeños. Abrazos.

    • Hola mileposdata,

      ufff, se me encogió el corazón con tus palabras.

      Bueno, para ser sincera, ayer comentábamos en casa que tenemos un 10% de miedo. Miedo a las despedidas, muchísimo, y miedo a fallar en cualquier momento. Entiendo que errar es humano, sin embargo, son niños que ya vienen con muchas carencias de diferentes tipos, en algunos casos. La carga emocional que puedan traer nos produce mucho respeto. Imagino que es normal.
      Respecto a la bondad, qué decirte? Imagino que hay miles de millones de personas buenas en el mundo, se trata de decir algo así: «tú necesitas «esto», yo te lo puedfo dar?». Si la respuesta es sí, luego toca plantearse en serio: «por qué no?».
      Y bueno, es muy necesario, hay montones de niñitos en centros deseando salir a aprender qué sienten otros pequeños como ellos, quieren y tienen derecho a saber qué pasa, qué hay fuera del centro. Les cuidan muy bien, lo que ocurre es que son demasiados niños para no tantos profesionales.

      En fin, estamos deseando empezar el curso para saber todo lo posible, para tener cuantas más herramientas mejor.

      Otro abrazo y muchas gracias por leerme y por tus palabras.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s