Eligiendo cómo sentirme. ¿Y tú?

cambia tu forma de ver las cosas

 

A veces me encuentro por las redes sociales con personas que de manera directa o indirecta me dicen algo así: «hey tía, ¿estás loca o qué? ¿es que no miras a tu alrededor y ves cómo va el mundo?».

Pues a ver, sí, sí que lo veo, por supuesto. Estuve 4 años sin tv, y la verdad es que era perfecto, lo recomiendo. Ahora, sin embargo, veo los informativos al menos dos veces al día. Seré sincera a pesar de las críticas, a veces pienso, «¿para qué?».

Creo e incluso entiendo, que algunos piensen por mis mensajes de positivismo que paso de puntillas por la realidad, que giro la cabeza ante el sufrimiento de los demás, no es así. Me dedico al coaching, lo he elegido YO solita, y por eso, me enfoco en la psicología positiva, en las soluciones, no en los problemas. Es sólo una opción más.

Yo, como todo el mundo, he tenido y tengo problemas, lloro (aunque a más de uno le parezca increíble) y mucho, por el dolor (principalmente el ajeno), con los telediarios, con las injusticias que veo en la calle, en fin, reconozco que soy de lágrima fácil. ¿Te estoy sorprendiendo? pues soy así.

Esto no quiere decir, que viva así, llorando a cada segundo, anhelando todo aquello que me gustaría que fuera y no es, y que quisiera que no fuera, y sin embargo sí que es.

Leí hace unos años «El hombre en busca de sentido», y reconozco que Viktor Frankl cambió mi vida, y por supuesto mis estudios de coaching; cambió mi enfoque, mi paradigma. En ese momento pensé: «ostras, si este hombre en un campo de concentración puede elegir cómo sentirse, yo tengo que poder tener más control sobre lo que pienso, lo que hago, cómo me relaciono con los demás, cómo y qué puedo aportar al resto de personas con las que me relaciono». Huelga decir que ni de lejos me puedo comparar a este increíble persona, ya me gustaría a mí.

Acepto la tristeza, así, tal cual, es una emoción primaria, nacemos llorando. Es más, creo que es bueno dejar a los  niños que lloren y no caer el lo típico de: «no llores, hombre, que los nenes no lloran», o bien, «no tienes que llorar, te pones muy fea». No, esto no, por favor, aquí estamos fomentando una represión de las emociones, no creo que sea bueno. Hemos de perder (es mi opinión, vaya) el miedo a llorar, la vergüenza. No pasa nada, llorar es bueno. Señal de que sentimos, de que estamos vivos.

Ahora bien, partiendo de la base de lo que acabo de comentar, de que la tristeza está bien sentirla; yo, decido, en la medida de lo posible ser feliz. Yo elijo sonreír, reír, soñar, decir chorradas, hacer la «tonta», bailar con mis perros, y en definitiva, relativizar los problemas que tengo. Yo, en la medida de lo posible, decido ser feliz. ¿Qué decides tú?

Aprendí una vez algo que me encantó e intento ponerlo en práctica: «no te preocupes, ocúpate».

Algunas personas, según dicen, piensan que vivo en los mundos de Yupi. Agradezco de corazón, va en serio, esas palabras, ya que he podido reflexionar sobre qué puede hacer que haya personas que piensen así.

Yo, me preocupo, mucho más de lo que plasmo en mis palabras, mucho más de lo puedo expresar. La pregunta es, ¿qué hago con esa preocupación? ¿nada?, sólo digo: «Ay, qué penita esto o lo de más allá?».

No, yo quiero hacer cosas, sentir que aporto algo, aunque sea una sonrisa, un poquito de luz en la vida de alguien, lo que sea, todo menos no hacer nada.

Vivo de cerca el sufrimiento de algunos seres humanos, adictos, mujeres que han sido víctimas de violencia de género, enfermos de cáncer, y ahora nado ilusionada en un proceso de acogimiento de menores. Lo que ocurre, es que lo hago desde la alegría, que según creo, es desde donde más puedo ayudar.

Entiendo, de verdad, que estos mensajes de tanta felicidad puedan hacer pensar que vivo en un mundo irreal. Lo entiendo y lo respeto mucho. De hecho, tenía ganas de escribir sobre esto. Es verdad que puede dar lugar a pensar que qué pasa con la tristeza. Pasa eso, la saludo y me despido todo lo rápido que puedo, porque aquí donde me veis, me ha estado acompañando durante grandes temporadas, y ahora, la quiero sólo de visita, el tiempo justo. Luego me despido con un: «hasta tarde», 😉

Gracias a todos, por leerme, por vuestras aportaciones (sean las que sean), por dedicarme vuestro tiempo, por aguantarme, por apoyarme, por estar ahí, a mis colegas de profesión por su experiencia, gracias a todos!

Pd: Que seas tan feliz que no sepas si vives o sueñas.

Ana.     http://www.organiccoaching.es

 

Un abrazote a todos y todas y ojalá paséis un gran finde!

 

 

3 comentarios en “Eligiendo cómo sentirme. ¿Y tú?

  1. Muy de acuerdo con todo lo que escribes, esa es la actitud. De por sí la vida tiene sus altas y bajas. ¿Por qué centrarse sólo en el dolor? Leer cosas bonitas que levantan el ánimo nos gusta a muchos. Como dices, es la profesión que tú escogiste, o puede ser que el coaching te haya escogido a ti, por algo será. Tratamos con el dolor ajeno como parte de nuestra profesión, eso no nos priva de nuestros propios problemas. La felicidad es un propósito más en la vida, no sólo se trata de anhelarla, hay que trabajarla, lucharla, buscarla.

    • El coaching y yo tuvimos un amor a primera vista, 😉
      Pues sí, mi propósito en la vida es ser feliz. Para lograrlo hago ciertas cosas, dejo de hacer otras, estoy con quien quiero estar y bueno, cada día me levanto y lo primero que hago es sentirme muy afortunada.
      Ahora mismo, sabes? Me vino a la cabeza que también soy afortunada por haberte «conocido».
      Te agradezco muchísimo todas y cada una de tus aportaciones.
      Un abrazote!

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