«El mercado está fatal».

 

Dedico este vídeo y estas palabras de Alena kh,  a todos aquellos que piensen que «el mercado está fatal».

Tal vez a alguno de mis clientes le haga reír, reflexionar o no sé…le abra el paraguas, 😉 (un poco más, claro)

Cuántas veces hemos oído que el mercado está fatal o que las cosas ya no son como antes? Demasiadas. Hay crisis. Crisis en las calles, en la relaciones, de personalidad, de edad, en las cuentas bancarias, en el empleo, en uno mismo.
La hay. Quien no lo vea es idiota.
Pero también hay mucho amor. Creo en él. Creo en todos y cada uno de sus gestos, miradas, lágrimas, decepciones, abrazos, palabras. Creo en los besos. En el primer contacto con la piel. Y en el décimo. Y en el milésimo.
Creo en un -te quiero-, en una nota dejada en un desayuno o un coche, en los abrazos de despedida con sabor dulce o amargo. En el -sí quiero- y en el -ya no te quiero- de varios años después. En el esperanzado pero fugaz -para toda la vida-. Creo en las flores que ya no tienen energía pero se conservan como un recuerdo, en -si es una niña la llamaremos Valeria-, en las copas de vino, en las terrazas de noche, en los suspiros, en minutos que duran semanas, en comprobar el móvil cada cinco minutos, en un -hola, estoy pensando en ti-.
Creo en los errores y los arrepentimientos, en las fotos enmarcadas, en los perros que me encuentro en la calle y en los -peros- que pierden su valor.
Creo en los polvos con la ropa a medio quitar y en las discusiones con o sin sentido. En el -no estoy segura de que le quiera- y en el -no me dejes nunca-.
Creo en calles mojadas, en besos en las manos o los pies, en salir a pasear con zapatos que hacen daño para que te distraigan de lo mucho que te duele el alma.
Creo en los portazos, en los encuentros inesperados, en las copias de llaves y en las empresas de mudanzas. Creo en pintar las paredes y llenarlas de grietas repletas de nostalgia.
Creo en la terapia de telepatía vomitiva entre los amigos, en los días elásticos, en los -te quiero- que suenan igual que los del otro día, pero no.
Creo en carpetas compartidas, en todo tipo de baches, en el odio temporal y el cariño para toda la vida. Creo en tropezarse con la misma piedra y con esa otra también. Creo en sentirse imbécil y en descubrir que un dos es un uno más uno y que, al dividirse, se queda en un 0,5. Creo en la rabia, en la pasión, en mantas y pelis, en las cosquillitas, en los arañazos y en los gritos de impotencia.
Creo en todo esto porque sé que lo único que importa en esta vida es sentir.
(…).»
  Alena kh.

 

Un abrazote, y yo también soy una amante del verbo «sentir». Gracias por estar ahí, muchas gracias.

Pd. Que seas tan feliz que no sepas si vives o sueñas.

Ana. http://www.organiccoaching.es

 

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