Duele. Duele. Duele. DUELO.

proceso-duelo

DUELE.

Pues claro que duele, todos los duelos, duelen.

Cuando sentimos que hemos puesto toda nuestra ilusión, todo nuestro amor, todo nuestro esfuerzo, todo nuestro alma en una persona, en un trabajo, o en algo que anhelábamos, duele mucho si «eso» se esfuma, si eso se evapora.

Si hablamos del tema de las parejas, me viene a la cabeza lo típico de «una veces se gana y otras se pierde». No me gusta mucho esto para casos así, tan emocionales. Desde mi punto de vista, se pierde, en general, ambas partes pierden.

Sin duda, si alguien me está leyendo (espero que al menos una persona, ;D) podáis pensar que la persona que toma la decisión sufre menos.

Pues bien, parece obvio decir que sí, ¿no? También, desde mi humilde opinión, es relativo, es decir, sí y no.

Quizás sufra menos en el proceso real (a nivel tiempo de la «despedida»), sin embargo, sería bueno preguntar qué estaba pasando antes en su interior, sin juzgar en exceso a nadie ni nada,  porque como decían nuestros padres de pequeños, «eso está feo». 

Los duelos duelen, necesitan su tiempo. Por cierto, suele ser un año, una año porque uno comienza a pensar cosas de este estilo:

«Hoy hace tantos años desde que nos conocimos»

«Hoy haría 7 años de nuestra boda»

«Hoy hace 9 años desde que nos besamos la primera vez»

Y así un largo etcétera de sucesos que posiblemente necesiten un añito para cerrar página. Afortunadamente a veces es menos, como es lógico depende mucho de las situaciones.

Sobre todo para las personas que no han tomado la decisión hay varias etapas, que seguro que os suenan:

1/ Negación: NO, NO Y NO.  Algo así como:

«Ni de coña, esto es un enfado, seguro que se le pasa». O también algo así: «No puede ser, esto no me puede estar pasando a mí, es imposible».

2/ Rabia + tristeza:

Esta es muy dura también, porque de repente, nos transformamos en personas desconocidas, algo así como una mezcla entre Mª Magdalena (la famosa Zarzamora también vale), y la niña del exorcista. Aunque utilice este tono, perdonadme, sé que se pasa horrible, yo misma lo he pasado en algún momento de mi vida, por eso mismo he puesto esos ejemplos, porque yo misma me sentía así. Para eso utilizo el tono «humor», para no sentirme una víctima…

3/ La asimilación:

Por fin se empieza a ver la luz al final del túnel, bendita asimilación. Yo creo que esta es una fase de gran importancia, donde la introspección nos va ayudar mucho a evolucionar, a tomar conciencia sobre qué cosas podemos mejorar en adelante para que nos vaya mejor, para ser más felices e intentar darle un giro de 180 grados a nuestras formas (estereotipadas muchas veces) de llevar una relación.

4/ Aceptación:

 ¡¡¡Menos mal!!! Aquí, justo aquí, es cuando muchas parejas deciden acercarse de nuevo, asomar la patita otra vez en la vida de aquella persona que un día compartió momentos de tanta y tanta felicidad. Lo ideal, para mí, es que (si es posible) en las fases anteriores también se pueda conseguir, dando espacios cuando vemos que la otra persona sufre, que no le hace bien determinada comunicación, alejarnos un poco.

En fin, los duelos, duelen. Se enfadarán con nosotros, casi seguro. O nosotros con la otra parte. Sin sentido, sin un por qué y sin un para qué.

 Yo creo que merece la pena entender, ponerse en la situación de la otra persona, no tener nada en cuenta, EMPATIZAR, pensar en todo el amor que queda, aunque sea a otro nivel, y no decir nada, sólo entender.

Como dice la imagen:

Duele. Duele. Duele. Duelo.

Enfado. Tiempo. Acepto. Sano. Vuelo. VUELVO. (Yo añadiría esto, vuelvo)

Me he centrado en una separación de una pareja, y también ,por supuesto, con los duelos cuando alguien a quien amamos se va, para no volver, digo; con abortos, incluso tratamientos de fertilidad, desilusiones con amigos, etc. En definitiva, algo que nos provoca un terremoto interior y que hace que nuestros cimientos se caigan. 

Os mando un super abrazo (en especial a quien esté pasando por un duelo). Mil gracias por leerme y por dedicarme un ratito, muchas gracias.

«Si me necesitas, silba. ¿Sabes silbar?»

Ana      www.organiccoaching.es

 

Anuncio publicitario

Ninguno quiso mojarse y acabaron muriendo de sed.

morirse-de-sed

 

Vivimos en un contexto histórico donde, al menos a mí, me parece interesante que hagamos una reflexión. A ver…¿Qué quieres? Yo misma: ¿Qué quiero?

Curioso. Queremos no tener pareja, que no es lo mismo que estar solos, ¿o sí? Queremos tener pareja, y la verdad, a veces no comprendo muy bien para qué, para estar haciendo «soffing» cada uno con su iPhone dale que te pego a las redes sociales…

Queremos dormir con alguien, pero ¿Para qué? ¿Para no sentirnos solos, para sentir que alguien nos quiere, para sentir que le importamos a alguien? ¿Pura costumbre?

Me viene a la cabeza una canción de Sabina, que decía algo como de un gato sin dueño que va por los tejados, o también me suena algo así como «no miento si juro que daría por ti la vida entera, y sin embargo, un rato cada día, ya ves, te engañaría con cualquiera».

¿Qué nos está pasando? No sé, parece que hoy en día decir que se quiere una relación un poco más profunda, de alma a alma, de piel con piel, no está de moda, es como que «eres una antigua». Ni siquiera el término «folloamiga», o como se diga, es como… «uffffff, eso es mucho».

Pero, pero, luego llega un domingo lluvioso, o llegan las vacaciones, o un día cualquiera de una semana cualquiera, y oye, como que echas de menos un poco de amor, de amor del bueno. Ya no hablo de acostarte con alguien, sino de acostarte y levantarte. Pero oye, que no, que esto no es así.

Queremos unos curros increíbles, que nos llenen, hablar idiomas, «triunfar», salir ideales en las fotos de las redes sociales, tener muchos seguidores, y no sé, esto me lo pregunto mucho últimamente: ¿Para qué? ¿Qué te/me aporta tener veinte mil «me gusta» en una foto de Facebook? De toda esa gente, ¿a quién crees que le importas de verdad? ¿Será una  cuestión un poco de ego? ¿Sería mejor invertir ese tiempo en llamar por teléfono y decir: «Te veo genial (o fatal), dime, ¿cómo estás? Pero no, esto quizás ate mucho, es mejor mantener un poco la distancia de precaución, y pasar solo si hay un paso de cebra, y si el semáforo está en verde. Pero, ¿sabemos cuándo el semáforo está en verde?

Vamos a inventar una palabra, aunque quizás exista y yo la desconozca:

amorfobia.

Ayer lo hablaba con un amigo, me decía que llevaba dos años sin estar con nadie, y que sentía que él mismo se estaba bloqueando, y puede ser, claro que pude ser. No queremos un polvo rápido pero tampoco una relación. No quiero desnudarme ante ti, porque me da vergüenza que veas cuán vulnerable soy, y por supuesto, aunque me gustes, no te lo haré saber, porque  total, no tengo ni idea de lo que quieres. No tengo mucho tiempo, así que el que tengo quiero que sea muy especial, pero claro, a la primera de cambio cojo la puerta y me largo, y así, es difícil que surja algo bonito. Ah, bueno, pero realmente yo quiero algo bonito o yo qué quiero.

¡Ya lo tengo!: quiero tener pareja cuando me dé la gana, como me dé la gana, con quién me dé la gana, donde me dé la gana, el tiempo que me dé la gana, y todo como me dé la gana, porque las normas, las pongo yo… Así  nos va.

Esto último no va conmigo, la verdad, y sin embargo, no me queda otra, lo respeto, es que no hay más opción. Me pregunto ahora mismo, justo ahora, cómo han cambiado tanto nuestros valores, cómo se antepone el éxito profesional al personal, cómo se puede preferir el dormir solo a dormir con alguien (no cualquiera, como decía Sabina).

Es curioso que nos parezca un acto de una intimidad absoluta dormir con alguien, y sin embargo, desnudarnos y tener sexo con alguien sea como el que comparte una mirada furtiva en plena calle. Como decía otra canción: «ay, cómo hemos cambiado…»

En definitiva, y una vez más, estaría más que bien, según mi opinión, que nos preguntáramos qué estamos haciendo con nuestras vidas, si estamos dejando que se nos escapen trenes que quizás nos podrían llevar a sitios bonitos, o al menos, con un trayecto chulo, que nos haga saltar de felicidad. Puede ser que nos queramos bajar a las pocas paradas, pero…¿Y qué? Son oportunidades. Hace unos días lo hablaba con mi hermana por algo que le habían dicho de los tres que pasan, y bueno, yo creo que el tren sigue pasando, lo cojas tú o no, no se para, lo que depende de uno es si ese tren nos llevará a nosotros o si por el contrario, decimos quedarnos en tierra, y en ese caso, subirán otras personas.

Acuérdate de que sólo tienes una vida, y una vez leí que un día sin sonreír es un día perdido, y con el amor, pasa algo parecido: si tienes la posibilidad de amar y de que te amen, hazlo. Quizás dentro de unos años se ponga de moda amar y no sé, te acuerdes de esa persona…

Ojo, también entiendo que tal y como está el percal, algunos prefieran aquello de «Virgencita, virgencita que me quede como estoy». Normal…

Perdonad si veis alguna falta de ortografía, no voy a repasar el post porque si no, quizás no lo publique, así que, esta es mi reflexión más personal sobre el amor, las parejas, las pseudo parejas, las neo parejas, y todo eso, 😉

Mil gracias por leerme, y por cierto, ¿Qué tiene que ver esto con mi trabajo? MUCHO. Hablo, como es evidente, de amor, de respeto, de empatía, de ser uno mismo, de liderazgo, de autenticidad, de reflexión, compartir, sinceridad, cambio de paradigma, etc.

Gracias a Coco Animaux (Instagram) por esta imagen que ya publiqué en mis redes sociales hace un tiempo, me encanta.  Gracias a Inés Lee por la publicación hoy la misma red social porque me ha invitado a reflexionar (de nuevo) sobre este tema.

Un abrazote, y si no vuelvo por aquí: Feliz año 2017.

Ana http://www.organiccoaching.es

 

 

El rap de las cosas que son realmente importantes.

Bien, estoy de semi vacaciones, sin embargo, me desperté «rebelde» y decidí escribir sobre este vídeo que cayó en mis manos hace poco.

A mí, realmente, me produce tristeza, porque creo que en cierto modo, es cierto.

¿Tú te acuerdas de los ríos que te hicieron memorizar? Yo no, y tampoco de las miles de mesetas…en fin.

Creo que es verdad que hay que hacer hincapié en algunas cosas, un poco de cultura general no va mal, sin embargo:

 ¿Se intentaban crear personas con valores, personas felices? ¿Qué hay de eso?

He hecho coaching y trabajado en otras áreas de mi profesión donde me he encontrado con personas que a una edad adulta me han reconocido no saber quiénes son, ni dónde están, ni adónde van, ni que quieren, es decir, lo que viene siendo, que se encuentran perdidos. Lo malo: no son felices con lo que en el momento presente tienen. Lo bueno: según mi opinión, en la mayoría de los casos se puede hacer algo.

Efectivamente, nos obligaban a rezar, y según tengo entendido, la religión, sea cual sea, se basa en el amor, ¿no?

Pues bien, yo recuerdo cómo se reía de mí un profesor porque no sabía dibujar, un día incluso me rompió en mil pedazos un dibujo.

¿Es eso amor?, ¿es eso respeto? 

El amor, el respeto, y el resto de valores, han de ser bidireccionales, de mí hacia ti y de ti hacia mí, aunque sea una persona mayor o mi profesor, sobre todo por ello, yo diría. Es eso de «haz lo que yo digo no lo que yo hago».

¿Os hablaron de la educación sexual? A mí, no. ¿De las drogas? Tampoco. ¿De la importancia de hacer lo que amamos, los que nos hace felices? No.

Por esto, pasan las cosas que pasan, y para no irme por las ramas, me centraré en la educación. ¿Os habéis fijado cuantas personas adultas comienzan una carrera nueva, o la primera? Quizás tenga algo que ver con lo que estoy diciendo…

Más que una fábrica de idiotas, y no le voy a discutir a Lytos que alguno/a hay, creo que es una fábrica de personas perdidas, y en muchos casos, esto nos impide ser felices. Aunque también conozco a personas que no tienen ni idea de nada, y oye, tan contentos que van por la vida sin saber quiénes son. O eso parece.

Ya existen en España algunas escuelas increíbles (modelos que vienen de otros países, claro) donde se trabaja la inteligencia emocional, los valores, donde enseñan que no pasa nada por mostrarnos tal y como somos, que no se hunde el mundo porque lloremos, y que tenemos derecho a estar tristes, enfadados, sentirnos frustrados, y sobre todo, enseñan cómo se gestionan estas emociones. Buena noticia. La mala, cuestan una pasta, y ojalá todo el mundo pudiera darle a sus hijos le educación que esté más en consonancia con su forma de sentir, de ver la vida, pero esto no siempre es posible.

Demasiados ríos y mesetas, muy poca poesía, música, arte en el sentido más amplio de la palabra. Muchas faltas de ortografía, eso lo sigo viendo.

Inglés en vena, es una vergüenza, y aquí sí lo digo sin que me tiemble el pulso, es una vergüenza que en todos los países que he viajado por Europa (por no irme a EEUU, ;)),, nos den mil patadas. Ellos dicen que hablan «a little bit» y para mí, son bilingües, lo hablan muy, muy bien.

No me hablaron del amor, ni de cómo puedo gestionar una situación de tristeza, tampoco me explicaron que está más que bien tener respeto por TODO el mundo, y en especial por los más vulnerables. En el cole tampoco me contaron cómo podría comunicarme de una manera efectiva. No, cera autoconcepto, cero autoestima, tampoco recuerdo que me hablaran de la humildad, ni de la solidaridad. Del pedir perdón tampoco (solo de poner la otra mejilla…), ni de los beneficios de ser una persona agradecida, con la vida (en general), no me dijeron que es una suerte tener para comer todos los días, y una casa, y vivir en un país que no está viviendo una guerra. Eso, en el cole, no era importante.

¿Cómo se puede explicar que en países subdesarrollados sean más felices que nosotros? Mucho para reflexionar, yo creo.

«Si me necesitas, silba. ¿Sabes silbar?» 😉

Un superabrazote y muchas gracias por vuestro tiempo.

Ana. (www.organiccoaching.es)

¿Cuánto pesa tu vaso de agua?

Imagen

soltar vaso

 

Suelo hablar con personas que, en ocasiones, se sienten estresadas o agobiadas. Es normal, todos lo hacemos en un momento dado en nuestras vidas, parar ser más exacta, en varios, otras personas en muchos.

Pues he aquí la respuesta a cuando a mí me preguntan que cómo lo hago, cómo lo hago para superar situaciones dolorosas o de estrés.

No es magia, no se trata de eso. Obviamente, creo necesario conectar con aquello que no duele, con aquello que nos bloquea, con esa emoción que creo en la mayoría de ocasiones es miedo y tristeza, o ambas. Menuda pu**da cuando les da por venir juntas, lo sé.

El pensar demasiado, sobre todo, sin no hacer nada, sin pasar a la acción, hace que no sepamos ni qué hacer ni qué decir, yo me he visto en esas alguna vez.

Respira, en el sentido más amplio de la palabra, sin embargo, cuando el brazo te duela, hazte un favor, suelta el vaso. Desconecta, desconecta y vuelva a conecta cuando ya no te duela. Y si no te hace falta volver a levantar el vaso y cargártelo, mucho mejor para ti.

La vida a veces nos pone en situaciones que nos provocan cierto estado de dicotomía absoluta, yo lo que recomiendo es que escuches a tu corazón, es el que mejor de puede aconsejar, sin embargo, no te olvides de la parte racional, no te olvides de lo que por tu cabeza pasa.

Está bien pensar, está bien sentir el dolor, pero creo que no hay que darle tanta, tanta importancia, ni tanto tiempo, en especial, esto. No creo que sea interesante dejar que la tristeza nos atrape, porque quizás, si miras a tu alrededor, verás que no es para tanto.

Mueren familiares, les decimos adiós no sin (en muchos casos) pensar que lo podíamos haber hecho mejor, y el sentimiento de culpa se apodera de nosotros, junto con la tristeza, porque lo malo de estos casos, es que no hay vuelta atrás, no hay perdones, no hay abrazos, ya no se puede.

Hay separaciones, que (por desgracia) en algunos casos no terminan bien, y en cualquier caso, son duras. Quizás aquí también surjan preguntas como que qué se podría haber hecho mejor. Y se echa de menos, claro. Lo extraño sería no acordarse nunca de una persona que ha estado tan, tan cerca de nosotros, de nuestro alma, de nuestro corazón. Aunque se finalice bien, es duro.

Si nos distanciamos de amigos, o tenemos cualquier problema en el trabajo, o si no tenemos tiempo…igual, a levantar el vaso. Ok, todo esto lo entiendo.

Pero dime una cosa, ¿qué te aporta estar con el vaso soportando ese peso durante tanto tiempo?

Mira a tu alrededor, abre los ojos y escucha, escucha bien. Seguro que ves cosas bonitas, seguro que escuchas cosas que te gustan.

Hace falta sólo una cosa: valorar lo que tienes. 

Muchas, muchas gracias por leerme. Cada vez somos más, y os estoy muy agradecida.

Un abrazote y ya sabes, no te olvides: Si me necesitas, silba. ¿Sabes silbar? 😉

Ana   (www.organiccoaching.es)

Vivimos en un mundo.

Antes de mi reflexión, os invito a que echéis un vistazo a este enlace que encontré el otro día en Facebook:

Vivimos en un mundo raro, por decir algo.

Donde quien tiene dinero roba, donde quien tiene que callar habla, donde quien tiene que estar agradecido, se suele quejar, y quien podría quejarse, está agradecido con bien poco.

Vivimos en un mundo donde parece que nos hayamos hecho inmunes al dolor, donde somos incapaces de empatizar con los que de verdad sufren, donde casi nunca pensamos que mientras estamos disfrutando, al menos, de estar en casa, hay millones de personas que meten a sus hijos en «flotadores» para encontrar un mundo mejor, un mundo donde al menos, sus vidas, corran menos peligro. Y lo que es mucho peor, cuando están en casa, porque el mundo es de todos, les tratamos como si no estuvieran formados por lo mismo que tú y que yo, un corazón que siente y una cabeza que piensa, entre otras cosas.

Vivimos en un mundo donde importa más el qué que el cómo, el cuánto que el valor en sí mismo, de lo que sea.

Vivimos en un mundo donde pegados a un móvil, nos perdemos el mirar a nuestro alrededor para que ver qué está pasando, con nuestras parejas, amigos, familiares o en general, lo que está pasando, que no es poco.

Vivimos en un mundo donde preferimos comunicarnos por mensajería instantánea antes que mirar a los ojos, antes que escuchar la voz al otro lado del teléfono.

Vivimos en un mundo lleno de ambición, donde tanto tienes, tanto vales. Muchas veces.

Vivimos en un mundo donde no gusta mirar al lado del dolor, porque no vamos a  hacer nada, y quizás, en algún momento, nos sintamos mal por ello, así es que lo más fácil es no mirar y hacer caso omiso.

Al menos, al menos, yo te voy a pedir algunas cosas:

Sé feliz, ama, corre, ríe, sé respetuoso, sé amable, siéntete libre y ofrece la misma libertad que a ti te gusta sentir.

Sé agradecido, llora, siente, emociónate. 

Haz lo que amas, con pasión. Sigue tus sueños.

VIVE, no pases de puntillas por la vida, sólo tienes una. 

Una vez más, muchas gracias por vuestro tiempo y  un abrazote.

Si me necesitas, silba. 😉

Ana (www.organiccoaching.es)

 

 

 

 

Odio las conversaciones cortas.

 

Quiero conversaciones largas, de esas donde se empieza de día y se termina de noche, o donde se comienza cuando atardece, y en el primer rayo de sol que entre por mi ventana,  todavía quede mucho por contar.

Más bien, me gustan esas conversaciones, las que nunca se terminan, las que ruegas que el día no termine para seguir hablando y que te hablen. Adoro también las conversaciones en silencio, donde no se habla  y se dice mucho.

Quiero conversaciones donde se habla de echar de menos, y de más. Donde aparece la nostalgia, el miedo, la infancia, mi primer beso, mi mejor amiga de cuando tenía tres años, mi padre, y mis perros, mis complejos  y los tuyos.

Quiero conversaciones donde parece que lleve coraza, sin embargo, no la llevo, sino que creo que si empiezo, no termino.

Quiero conversaciones profundas, donde se pueda hablar de que me he enamorado, sí, en serio, se llama J.M.M., y el mes que viene cumple 82 años. Quiero conversaciones como las de este señor, sin prisas.

Quiero conversaciones sinceras, a ser posibles, que su punto de partida sea el alma, y que la meta sea el corazón de quien escucha. Quiero llegar y que me lleguen.

Quiero emocionar y que me emocionen. Quiero sentir. Quiero pasar de un tema a otro, y a otro, y que así pasen las horas, los días, las semanas y mi vida.

Quiero conversaciones donde me de repente tenga ganas de subirme encima de la mesa a volverme un poco más loca de lo que estoy y decirle a todo el mundo que soy feliz.

Quiero conversaciones donde se me encoja el corazón y se me salten las lágrimas, sin miedo.

Quiero escuchar, y que me escuchen. Quiero saber tu por qué y sobre todo, tu para qué.

Quiero sentir que cuando me lo cuentas, es como si yo estuviera allí, mirando.

Quiero que hablemos del amor, de la guerra, del hambre, de los niños, de los mayores, de fumar, de correr, de la lluvia, de los tatuajes y de las personas, de cómo sentimos, de cómo amamos, de cómo odiamos, de qué podemos hacer en este mundo de locos.

Quiero reír, aunque después llore, o aunque lo haya hecho antes. Eso siempre, reír.

Quiero gente auténtica, que diga palabrotas, que no tenga filtros.

Quiero gente que me pregunte, y que quiera contestarme. Sin vergüenza y sin miedos. Quiero no contestar si no es el momento, y que te sientas libre de hacer lo mismo, porque lo eres, y porque no soy.

Quiero gente que cuando pregunta que qué tal estás, se tome su tiempo, o más bien el tuyo, el de los dos, para escucharte, con calma.

Quiero hablar de lo que he sufrido, o de lo que estoy sufriendo. Quiero hablar de lo que me acabo de descojonar, y de lo que me descojoné hace dos minutos.

Quiero hablar de mi impaciencia y de qué áreas de mejora tengo. Muchas.

Quiero que tú me cuentes qué te pasa, cómo te pasa, qué quieres, y cómo lo quieres, con quién lo quieres, cómo tienes pensado hacerlo. Quiero que me lo cuentes, cómo te sientes.

Quiero que hablemos de lo divino y de lo humano.

Quiero conversaciones largas, donde se hable del mar, de Dios, de Buda y de quien haga falta.

Quiero que nos tomemos nuestro tiempo, desde el respeto y desde el amor, desde la empatía y desde la escucha más profunda, desde la oportunidad de aprender, desde la humildad, para conocer a personas que se cruzan en nuestras vidas, bastante a menudo, quizás, sin embargo, a veces, no tenemos tiempo…

Me gusta cuando algunas personas me dicen: «¿Ana, y por qué no me llamaste?»

Quiero que me cuentes cosas, y contarte. 

Este post se lo dedico a todas las personas que os tomáis con calma las conversaciones, que escucháis, que me escucháis, que no queréis saber solo:

«¿Y QUÉ MÁS?».

Sino que queréis saberlo todo.

Si os preguntáis qué tiene que ver esto con el coaching, pues os lo diré: mucho. Conversaciones desde al amor, desde el querer saber, desde el saber escuchar, mirar, estar atento, ser humilde, reír, parar, seguir, preguntar, interesarse, ser humilde, respetar, callar. Tiene mucho, mucho que ver. Al menos para mí.

Si os preguntáis qué tiene que ver esto con liderazgo, o con headhuntig, pues igual, mucho, muchísmo. Hablamos con personas, detrás de cada una hay una historia, yo elijo tomarme mi tiempo, en mi trabajo y en mi vida personal.

Si vamos a contratar a alguien, más cuenta nos trae esforzarnos por saber cómo es, qué quiere, qué siente, qué valores tiene. Si ya forma parte de nuestro equipo, es nuestra familia, es tu hermano, o tu primo, o tu vecino, le quieres, es alguien de tu día a día. Dale toda tu atención. 

Gracias a todas esas personas, muchas gracias.

«Si me necesitas, silba». 😉

Te invito que eches un ojo a la nueva imagen de la web, donde yo también «me mojo» y cuento cosas que muchos/as no sabíais.

www.organiccoaching.es

Un abrazote, desde Madrid.

Ana

 

 

¿En qué mundo vivimos? A veces, en uno de locos.

Vivimos, según mi opinión, en un mundo de locos.

Ahora resulta que Alejandro Sanz para un concierto en México porque ve cómo un tipo agrede a su pareja y ohhhhh, qué bueno que es Alejandro Sanz.

Os paso el enlace por si alguien no lo ha visto y quiere hacerlo.

http://elpais.com/elpais/2016/02/21/estilo/1456091604_279895.html

 

Pues no señores, es normal, es lo que, según mi criterio una vez más, cualquier  persona con dos dedos de frente, además de dos cojones, tiene que hacer cuando ve que alguien agrede a alguien. Máxime si es uno más «fuerte» a uno más «débil», independientemente de que sea violencia machista, de género, homófoba, racista o a personas con deficiencias, a ancianos, a animales. A quién sea.

La Pantoja cuando estaba en la cárcel, que no sé si sigue o no, tenía un montón de mujeres en la puerta, en plan: «guapa, estamos contigo». Penoso, para mí.

Me gustaría a mí saber, si estas señoras, viendo alguna situación de injusticia harían algo o pasarían de largo…

Este tema del concierto me ha tocado un poco la fibra sensible, porque para quien no lo sepa, he sido (hace muchos años) mujer maltratada, tanto física como psicológiacamnte.

Me recordó a una vez que este personaje, el que me arreaba, en la caja de un hipermercado, comenzó a insultarme. ¿Quién creéis que hizo algo? Nadie.

Luego, en la calle, me dio una buena bofetada, por no decir lo otro, que parece que queda feo. Un chico lo vio. Yo lloraba a mares. Le dije: «Por favor, ¿me puedes ayudar?».

La respuesta que obtuve fue: «No me meto, no quiero problemas».

Por este motivo, he reflexionado sobre el vídeo. Ojo, que sí, que está muy requetebién que haya parado el concierto, que lo haya echado del mismo, esto está muy bien. Pero vamos, que faltaría más, ¿no? Digo yo que el problema sería que lo viera y que no hiciera nada. Me gusta el hecho de que lo haya hecho, de lo que le dice y todo, todo me parece correcto. Un acto de amor.

Me da pena, mucha pena, eso sí, que de todas las personas que había cerca nadie le metiera dos hostias a este tío (perdón, ahora se me escapó, supongo que por pura empatía, disculpad).

¿Qué valores rigen tu vida?

¿Qué harías tú en una situación donde vieras el sufrimiento de una persona causado por otra?

¿Miedo vs valor?

No nos pongamos excusas, eso no es meterse en la vida privada de nadie, si no lo haces, eres un cobarde. O una, me da igual.

En fin, salir de la zona de confort (cómo gusta este concepto), e irte fuera un ratito, puede ser de gran alivio, un acto de amor hacia alguien que no conoces de nada.

Te aseguro, esto de verdad, que en estos casos, uno no se olvida nunca de lo que sucede, para bien o  para mal, es decir,de  la acción o la huida.

Así que te invito a que lo reflexiones y que aunque sea por lo bien que te vas a sentir luego, le eches un poco o mucho valor. Puro egoísmo.

Pd: entiendo que sea noticia por ser el contexto que es, nada más. Que quede claro, por favor, que no le quito valor a A. Sanz, lo hizo muy bien.

Ya tenéis una confesión más de mi vida privada (que ya no lo es) 😉

Sólo era un reflexión sobre la violencia y la implicación de la sociedad, sin más.Y sin menos.

Por si a alguien se le escapa por mi poca claridad, estoy hablando de amor, de valores en general, de empatía, de respeto, de liderazgo (que tanto está de moda también, y que no está solo en las grandes organizaciones). Estoy hablando de ética, de ser valiente, de ser justo, de ser solidario.

Un abrazote y muchas gracias por leerme.

Estoy en Madrid, «si me necesitas, silba». 😉

www.organiccoaching.es

 

Metro, amor, down or above, ¿qué más da? Pure love.

Imagen

El la consuelaElla me mira

Madrid, metro, amor, down or above, ¿qué más da? Puro amor.

Ayer iba deprisa y corriendo, como la muchas veces. De repente, algo llamó mi atención y me paré en seco. Comencé a dudar sobre si darme la vuelta o no, sobre si tirar una foto o no, sobre si pedir permiso o no, sobre si seguir mi camino o no (iba justa de tiempo).

Mil pensamientos se daban codazos en mi cabeza para obtener respuestas, y de pronto pensé que con tan solo una acción, todos quedaban resueltos: quería que hacer alguna foto sobre esa bonita imagen que me estaban regalando.

Como podéis ver, por vergüenza de preguntar, por vergüenza de ser juzgada (sólo los primeros minutos), hice la primera foto desenfocada, porque la realicé mientras caminaba. Reconozco que me daba un poco de apuro qué podría pensar la gente si me viera, sólo por un hecho: que los chicos tienen síndrome down.

Empaticé porque tengo una maravillosa sobrina que tiene parálisis cerebral, y en un segundo pensé en cómo se sentiría mi hermana (la mejor hermana del mundo, y una de las mejores personas que conozco, sin duda) si le quisieran hacer una foto a su hija. Pues depende del contexto, digo yo, al igual que si me la pidieran a mí, depende de para qué y depende de quién, y depende del cómo.

A lo que voy, esa imagen, esos chicos, esos besos y esos abrazos, esas caricias y esas miradas, fueron un regalo. 

Tal y como comentó una persona en mi Facebook tras publicar ayer las imágenes, me parece puro amor, o al menos, mi concepto de lo que es al amor, que ha de tener siempre respeto, ternura, pasión, (eso lo vi) y algunas cosas más, pero hoy no vienen al caso, sólo lo referente a ellos. Esta persona comentaba que las imágenes le habían generado una reflexión, decía exactamente Sebas, así se llama:

«Vivimos poniéndole condiciones (consciente o inconscientemente ) a la otra persona: cómo debes amar, cómo debes ser feliz y un eterno etcétera que lleva a situaciones ridículas e histéricas y por ello a muchas personas les cuesta estar en pareja y abrir su corazón…Hay miedo a dar…los chicos de la foto son naturales porque no saben de complejidades…¡hacen sencillo el amor!»

Pues sí, y esto lo enlazo con otra conversación que tuve hace poco con otra persona. Nos encanta ponerle etiquetas a las relaciones, pareja, novio (un poco en desuso, me atrevo a decir), folloamigo o yo qué sé. Lo que sí que sé, es que tal y como comentaba con esta persona, la versión S.IXX-XX de lo que es pareja, no funciona demasiado, a la vista está con todas las separaciones que se dan…

Creo que se pueden crear relaciones a medida, diseñadas sólo para que esas dos partes que deciden compartir ciertos espacios de su vida, se acoplen para ser felices la mayor parte del tiempo. Como los chicos de la imagen, huelga decir que la pareja convencional no son, y dudo que lo sean, pero…¿y qué, y qué? Hacía tiempo, mucho tiempo que no veía tanto amor, ya no me acuerdo.

Vivimos en un mundo de locos, donde lo más egoísta es no tener televisión para mantenerse alejado del dolor, de la agresión (en el sentido más amplio de la palabra) y vivir un poco en nuestro mundo, como ellos, alejados. Yo soy una de ellas, de esas egoístas que enciende la tv muy de vez en cuando.

Eso precisamente fue lo que me llamó la atención, el amor como en una pantalla de cine o de tv, eso pensé, que parecía una peli. Seguro que en ese mismo instante había miles de millones regalándose amor, así de puro, en otros lugares del mundo, a  la misma hora o a distinta, seguro, sin embargo, delante de cientos de personas que pasaban delante de ellos, yo no lo veo a menudo, por desgracia.

Eran ellos y su circunstancia, como diría Ortega y Gasset. Pues eso. No había más mundo para ellos, nadie pasaba delante de ellos, nadie hablaba, había silencio, quizá oscuridad o quizá claridad, quizá algo intermedio. Quizá estaban en casa o en una playa, no sé. Lo que sí sé es que estaban solos. 

Ahora, reflexiono sobre otra cosa. Es curioso, o a mí me lo parece, que estas imágenes de pura ternura, de puro amor, (aunque sea de ese que dura apenas unas horas, o unos días, qué importa eso) sólo lo veo en personas muy mayorcitas, o muy jovencitas o como en el caso de ayer, chicos con down. Algo que tienen en común, según mi opinión, es que son auténticos, es que hacen lo que quieren, sin pudor.

Qué mal, sin embargo, discusiones horribles sí que se ven. Lo que yo digo, mundo de locos, ¿no?

Regalarnos amor en plena calle está mal visto, es de mala educación… nos da vergüenza, sin embargo, pelearnos, faltarnos el respeto, gritarnos, matarnos, y mil cosas más, eso no, eso no pasa nada. Mundo de locos.

Estuve hablando unos minutos con ellos, decían que se querían, y cuando le dije que si les podía hacer una foto, que quería inmortalizar ese bonito momento de amor, como veis, él se metió en su papel (me encanta) y comenzó a besarla. Ella, me miraba. Sus ojos me dijeron que le pasaba algo, y parece que él se esforzaba mucho por consolarla.

Entonces me fui, les dije: «gracias, me ha encantado» , y mientras me alejaba…  «puro amor». Oí sus risas nerviosas, me di la vuelta, y se estaban besando otra vez. 

En mi mente un poco «loca», ahora mismo, justo en este instante, pensaba que qué divertido sería salir un día a la calle y ver a TODO EL MUNDO, sí, todo, besándose con alguien. Mi mente es así, 😉

Gracias a los chicos de la foto por el regalo, gracias a Sebas Morelli por tus aportaciones (siempre interesantes para mí) y a todas las personas que me habéis dedicado un rato. Hoy me he alargado, disculpad.

 

Un abrazote, ¡si me necesitas, silba!

Ana (www.organiccoaching.es)

 

 

Maldito ¿? Karma

Imagen

 

¿Todo vuelve?

Hace un par de semanas quedé a comer con una persona, un referente a nivel profesional y ahora que lo conozco personalmente, también en este sentido. Antonio Moar, no deja indiferente. Bueno, ambas áreas van unidas, desde mi punto de vista.

Bueno, el caso es que el metro no me llevaba hasta donde habíamos quedado y cogí un autobús. Voy a pagar, saco 20€ y me dice el conductor que imposible, que no puedo pagar con este billete, que busque cambio. Ok, lo hago y nadie tenía. Pánico.

De pronto, sube un señor, yo diría que cubano, no estoy segura, y me dice que me espere, que va a mirar. Me aproxima un billete de 5€ y me quedo mirándole con cara de imbécil, en plan: «ok, y ahora, ¿cómo lo hacemos?». Me dice que no, que me olvide, que pague y ya está. Un montón de emociones se apoderan de mí, sobre todo, me sentía súper agradecida, súper agradecida.

En la comida con Antonio, surge este tema, dar, dar, dar sin esperar recibir nada, sabiendo, que la vida, casi siempre es generosa y nos lo devuelve con creces, a veces, incluso  con una sonrisa maravillosa. El tema de la bondad, de dar mediante el  amor, del que ya he hablado, me gusta tanto, me impregno cada vez más y más de ese halo de paz, y me siento bien, por tener la capacidad de dar  y también por poder recibirlo. Muy afortunada, la verdad.

Cuando salíamos de la comida, hablando de este tema de nuevo, retrocedo en el tiempo y le cuento: «Ayer estuve con otra persona comiendo, cuando me dirigía al restaurante, vi a un chico pidiendo trabajo, en el suelo, con un perro. También pedía comida».

Paré en seco y saqué todo lo que tenía suelto, me acerqué y le pregunté: «Hola, ¿cómo estás?». En ese mismo momento me sentí, otra vez, un poco imbécil, porque pensé  que se trataba de una pregunta retórica. Pues bien, me miró y me dijo: «Bien, bien, estoy bien». Os juro que su cara, sus ojos, los tengo grabados en la retina, y confieso, que no puedo dejar de emocionarme. Me marché.

Pues bien, le decía a Antonio:

«Todo vuelve, yo ayer saqué todas mis monedas y se las di a alguien; hoy, cuando yo lo necesitaba, fue otra persona quien me ayudó a mí».

Mi conclusión es que si  si te gusta dar, si disfrutas de verdad ofreciendo algo con el corazón, cuando no lo esperes, como me ha pasado a mí, lo vas a tener de vuelta. Tiene que salir del alma, como haya alguna intención oculta, la que sea, no va a salir. Sólo cuore. 😉

No suelo dar consejos, sin embargo, hay uno que merece la pena, ya te lo sabes, pero ahí va:

Ama, ama, ama, y ama. Sé AMA-ble, sé ama-ble y sé ama-ble. Todo ese amor, te va a volver con una forma que quizá no sospechas.  Perdonar/se, también es bonito…merece la pena.

Gracias por leerme, muchas gracias.

Ana    (www.organiccoaching.es)

Se vende humo

Imagen

 

se vende humo

Mire usted, que no sé lo que me pasa  hoy pero que me he levantado rebelde. Quizás un mal sueño del que afortunadamente no recuerdo nada.

El lunes de la semana pasada, hablaba yo con una gran persona y un gran profesional dentro de mi sector, pero a mil  años luz de mí.

De repente, ¡zas! sale un tema sobre el que yo llevo reflexionando ya un buen tiempo, y pensé: a ver Ana, te la estás jugando pero no importa, sé tú misma, di lo que piensas. Y eso hice.

El tema en cuestión era cómo, cuándo, quién y también a quién y qué (puro coaching con  tanta preguntita) se le dice a alguien, pero así, sin que tiemble el pulso: «Imposible is nothing», vídeos de motivación que hay a miles en internet, miles de speackers y coaches…

¿Perdona? ¿Que nada es imposible? ¿Estamos locos? Dile eso a una mujer que ha sido operada de cáncer y que quería ser madre y amamantar a sus hijos. O dile a un ciego que puede ver, que es sólo cuestión de esfuerzo.

Me lo llevo al extremo, como suelo hacer yo, para que se vea con claridad.

Por más que yo me dedique al coaching, y sobre todo por que me dedico a ello, lo más importante, lo que está por encima de todo, son las personas. Yo trabajo por y para ellas, estoy a su servicio, desde el amor, el respeto y la humildad, o eso intento.

Jamás, y esto ya lo he comentado en algún post que he escrito de motivación y/o superación personal, os creáis nada de nadie, y mucho menos a pies juntillas, sea quien sea. Incluyéndome a mí, o mejor, de mí la primera.

Todos, perdonadme que os diga, todos, tenemos límites, estamos limitados, hay cosas donde es imposible que lleguemos. Y sí, dije la palabra innombrable, y la repito, im-po-si-ble.

Cierto es que, ahí donde nosotros pensamos que están nuestros limites, no van a estar, casi seguro. Van a estar muchísimo más lejos de donde creemos, podemos llegar mucho más lejos de donde pensamos, segurísimo. Ahora bien, estamos limitados.

Hablo de esto una vez más para que la gente, quizás alguno de los que me leéis, si no llegas donde quieres llegar, si te está costando mucho, ¿sabes lo que yo haría? Yo seguiría intentándolo, pero ojo, ojo con los costes que estás pagando…Tal vez, el alcanzar esos sueños, te está alejando de otras cosas o personas con bastante valor en tu vida.

Otra cosa que os quiero decir, haced una valoración porque si el ir hacia vuestros sueños, saltando de intento a intento, y sin lograr aquello que tanto anhelais os está sumiendo en una depresión o estado de frustración (que puede terminar también en depresión) o en resumidas cuentas, si el precio que estáis pagando es demasiado caro, si os hace sufrir, yo creo que es que ha llegado el momento de hacer un nuevo planteamiento.

Te invito a que te respondas a estas preguntas:

¿Cómo sabes que es ese de verdad tu sueño?

¿Cuánto tiempo llevas intentándolo?

¿Qué has conseguido hasta ahora? ¿Qué has dejado por el camino?

¿Qué te aporta seguir luchando?

Bueno, y otra cosa que se me ocurre: quieres seguir adelante, y me parece genial,  sin embargo, alguien te dijo que nada era imposible, te lo creíste  y estás viendo que sí…que al menos para ti, eso es imposible. No digo que tires la toalla a la primera de cambio, sino que valores, que pienses cual es TU REALIDAD, no  la que te venden otros/as.

Ok, veamos. ¿Qué te parece si buscas nuevas opciones para lograr tu sueño? Esto es otra opción, en lugar de estar erre que erre yendo en la misma línea.

Me refiero a buscar nuevos caminos o incluso nuevos sueños parecidos a ese que nos está costando tanto y que pensemos que va a ser más real.

Lo que quiero decir es que la venta de humo es gratuita (bueno no, hay personas que cobran una pasta) sin embargo, está en tu mano hacer caso al 100% o simplemente coger lo que más te interese, teniendo en cuenta qué tienes y hacia dónde quieres ir.

Atención, en serio, porque he visto a gente frustrarse mucho y pasarlo mal por creerse que Impossible is Nothing. Venga hombre, seamos honestos…yo nunca voy a medir 1,75cm ni a tener los ojos verdes, a no ser que me ponga tacones y lentillas. Que oye, es una opción, 😉

A partir del martes día 20 de este mes, estaré instalada en Madrid, y por ende, encantada de que, a quién le apetezca, cuente conmigo para realizar un proceso de coaching o cualquier servicio dentro de mi área, como formaciones, charlas, etc.

Un abrazote y gracias por leerme, como siempre.

Ana   www.organiccoaching.es