Os invito a que escuchéis las palabras de Risto Mejide antes de leer el post, y en realidad, si no lo leéis, no importa, tengo poco que añadir, la verdad.
¿Qué menos, verdad? Que todos tengamos el derecho a ser amados y a su vez a amar, éste es el motor de la vida, al menos eso creo yo. Y enamorarnos, cuántas veces lo hemos hecho de personas que quizá hubiera sido «mejor» que no, ¿qué importa eso? ¿Has aprendido algo? Yo sí.
Nada de juzgar, no. Qué nos importa a nosotros quién se enamora de quién, cómo se enamoran, en qué lugar, nada nos ha de importar, solo que haya amor.
Amar a nuestras ex parejas, claro que sí. Siempre tendrán un pedacito de nuestra vida, siempre tendrán impregnados un poco de nosotros en sí mismos, siempre podrán recordar nuestra risa. Nosotros, lo mismo. Siempre podremos recordar esas miradas cómplices, esas risas, esos silencios, esos cuerpos. Ese amor.
Amar también a nuestros ex amigos, ex jefes, a todos nuestros ex, porque también han formado parte de la de lo que somos hoy, de nuestro yo actual.
Perdonar, perdonar y ser perdonados. Incluso, sobre todo, empezar por perdonarnos a nosotros mismos.
Llorar sin miedo, sin vergüenza, sin pensar que hemos de estar siempre bien, sin aguantar ese nudo en la garganta cuya presión a veces parece que nos la vaya a hacer explotar. Llorar, lo que queramos, cuando queramos, por lo que queramos y para lo que queramos.
Abrazar. Creo que quizá, esto lo deberíamos hacer mucho más.
Querer de veras, y querer bien, como dice Risto, sobre todo a aquellos que con sus ojos nos lo piden, sin palabras, sólo con su mirada. Querer a aquellos que más solos se sientan. Querer a todo el mundo, ¿no?
Quererme a mí, pero sin pasarme, que me quede amor para los demás.
Pararme, escuchar los susurros de nuestro corazón, no sacarle la señal de Stop, ser generosos hacerle caso, porque es lo que nos va a llevar eso que llaman felicidad, pero que da igual si tú le llamas paz, o como quieras.
Dar más de lo que uno recibe.
Doy las gracias a mi gran amigo Javier Diaz por este maravilloso regalo que confieso que me ha removido, mucho además. Love you.
Gracias a todos por hacerme caso, la verdad que me siento muy querida, y de verdad que no sabéis cuánto lo agradezco. Es un honor que me dediquéis vuestro tiempo.
Besos y abrazos, mil.