París

 

parís

Se me agolpan las ideas, las ideas y las dudas.

Soy de ver poco la televisión, por no decir muy poco, o casi nada, ya que parece que vaya de esnob por la vida, no es así…no me gusta, sencillamente.

Desde los atentados del viernes en París, la tristeza ha empezado a aporderase de mí a pasos agigantados, incluso ayer, yendo en el metro, no pude, o quizá no quise, evitar las lágrimas.

Hay un montón de pensamientos que no paran de acecharme, me pregunto yo el famoso «¿para qué tienen que ocurrir estas cosas?».

Hoy, estoy pensado en ser un poco egoísta y no encender casi  la televisión, e informarme sólo en los telediarios de mediodía, porque cada muerte, suma, suma dolor.

Al igual que sucedió  con el atentado a Charlie Hebdo, mis neuroas se pelean en una lucha cuerpo a cuerpo, bien sufrida, dudando sobre ciertos aspectos.

Hoy, y después de un pensamiento mío (que tuve el mismo viernes y que he podido ver que tiene más gente) me he encontrado con comentarios de amigos, buena gente, que hacen alusión a la hipocresía del sufrimiento, a si hay personas de primera y personas de segunda. Ésto, me ha hecho pensar, porque ya os digo que pasó fugazmente el viernes por mi cabeza.

No, por supuesto que no hay humanos de primera y de segunda, obvio que no, y quiero creer que quien llora y/o sufre por los atentados de nuestro país HERMANO, que no vecino, piensan como yo. Todos, todos somos iguales. Lo que ocurre, tal y como comentaba yo esta mañana a una persona, es que, según dicen diferentes estudios, grandes psicólogos, gente lista (no yo, ;)) el nivel de empatía que podemos sentir ante un suceso u otro, depende de muchas variables…. es de cajón.

No es lo mismo que fallezca un ser muy cercano, que otro menos cercano, no es lo mismo para nosotros, lógicamente. La cultura, la cercanía física, geográfica, une…

Eso no quiere decir que no sintamos otras guerras que no paran, que llevan años, no, no quiere decir eso.

Pongamos un ejemplo: cuando ocurrió el terremoto de Lorca, todos los murcianos lloraban, evidentemente, más que el resto de España, y si hablamos del extranjero, pues mucho más, yo creo. Esto es lo mismo, nos sentimos más cerca de París que de Israel o de Pakistán…Ojo, en serio que yo misma me he sentido un poco mal al llorar más por unas muertes que otras, sin embargo, ya he dado con el motivo, y el peso de mi espalda es  menor. También reconozco que las imágenes de las guerras en otros lugares del mundo, me hacen llorar. La diferencia estriba en que ahora, la televisión no para, al menos ayer, de informar sobre el tema de París. Si hicieran lo mismo con Siria, lloraría igual, yo creo.

Otra cosa que me entristece es que ayer,  un íntimo amigo francés, cuyos amigos, la mayoría viven en París, me decía algo así:

«Ana, uno de mis mejores amigos estaba en Bataclan, él y su mujer salieron bien parados, me envió un mensaje muy fuerte a las 4h, y no sabían nada de otros cuatro amigos que estaban allí también en el concierto. Somos demasiado generosos con los inmigrantes, ellos han de adaptarse a nosotros, no nosotros a sus normas, yo quiero llevar a mis hijos a que vean el árbol de navidad al ayuntamiento de París, como yo hacía cuando era pequeño, y ahora, no se hacen esas cosas porque París pierde su esencia con tanto inmigrante, especialmente lo árabes con sus estrictas normas. Debemos parar tanto acogimiento a refugiados, eso también, por la seguridad de nuestros hijos».

El corazón me dio un vuelvo, porque de veras que entiendo su dolor, su rabia, su frustración, lo malo es que ese dolor, no nos deja ver que la mayoría de inmigrantes son buenos, están en contra de estos atentados, quieren lo mismo que nosotros, vivir en paz. Me da miedo que esta psicosis nos aleje más de la solidaridad, de la igualdad, y nos volvamos locos mirando a los inmigrantes con desprecio, diciéndoles, sin decirles, que son unos asesinos, eso no, por favor. Será que yo he sigo inmigrante varias veces y sé cómo se siente uno cuando se le trata bien y cuando se le trata mal…

En mi caso en particular, he vivido en París, adoro la ciudad, adoro el idioma, adoro que sea una ciudad tan cosmopolita, y eso (el haber vivido allí) posiblemente, me hace conectar más con su dolor que el resto de desgracias diarias que vemos en los informativos. Tengo buenos amigos en París, yo misma he paseado por esas calles, incluso, yo misma podía haber estado allí si la vida y yo no hubiéramos decidido girar a la izquierda en lugar de seguir recto en aquel momento de mi vida.

Lo que quiero expresar en este informal post, es mi dolor y explicar, que no justificar, por qué siento más empatía con este  suceso tan desgraciado que con otros, que lo son más, porque son diarios.

También me gustaría invitarte a una reflexión sobre que tratemos bien a los inmigrantes, que seamos justos, humanos, buena gente en definitiva.

Por último y al hilo del principio del post, lo acabo de decidir, hoy, sólo encenderé la tv a mediodía y por la noche, deseando que no haya más muertes y que los heridos se vayan recuperando.

Sinceramente, mi corazón está más oprimido desde el viernes por la noche.

Este post lo he escrito pensando en mí, en cómo me siento yo, claro, y también, pensando en cómo se pueden sentir los franceses, en general, otros en concreto, los inmigrantes que vivan en París (que también tienen que tener el miedo metido en el cuerpo) y en fin, pensando en todos, o eso he intentado.

Gracias si has leído este post, porque entendería que hubieras preferido no hacerlo.

Ana    www.organiccoaching.es

 

 

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