Hola a todos! espero que os encontréis bien.
El otro día, hablando con una compañera del gym, salió el tema de a qué nos dedicábamos, y le comenté el taller que hice con los enfermos de cáncer hace no mucho. Una conversación lleva a otra y me comentó algo que me hizo reflexionar.
Salió el tema de las personas que pierden a un familiar, pareja, hermano, hijo, amigo, etc. Cuando hablábamos del sufrimiento máximo del ser humano, para ambas era el perder a un hijo. En ese momento me dijo:
-Mira Ana, fíjate en una cosa. Si uno pierde a su pareja, es viudo; si uno pierde a un progenitor, es huérfano. Sin embargo, cuando alguien pierde a un hijo, es algo tan duro, tan feo, que no tiene ni nombre.
No sabía ni si merecía la pena escribir sobre esto, pensaba que no era un mensaje positivo, y bueno, al final he decidido hacerlo porque creo que son cosas que también forman parte de la vida.
Más que nada, escribo hoy sobre esto, porque pienso que hay un montón de cosas que marcan un antes y un después en nosotros, incluso sin darnos cuenta de ello. Conversaciones, como me ha pasado a mí en este caso; algo que vemos u oímos que nos afecta, en fin, mil cosas.
Creo que si estamos abiertos a oír, no sólo escuchar lo que nos dicen; podemos aprender un montón de cosas. Esto que os cuento hoy es algo que yo nunca me había parado a pensar, nunca me había dado cuenta.
Así es que gracias a Miriam por haberme ayudado a darme cuenta de esto.
Un abrazo a todos!
anaorganic 
Hola guapa ! Soy Miryam. Gracias por recordar nuestra conversación. La verdad es que esa frase marca…y da que pensar …
Un placer compartir » momentos vestuario» contigo. Eres un cielo.
Besos!
Hola!!
no, gracias a ti por compartir, la verdad es que es curioso dónde se llegan a comentar cosas que me hacen reflexionar tanto, jajajjaja.
Mañana nos montamos en la bici y nos vamos a Altea por lo menos, 😉
Besos, bonita!