La vida es bella!!

Hola a todos después de algún tiempo! Qué tal estáis?
No me gusta estar tanto tiempo sin escribir, sin embargo, me ha resultado complicado por falta de tiempo.

Bueno, la verdad es que he buscado un tema que se acoplara un poco a las circunstancias de una persona con la que trabajo, un cliente; y creo que lo he encontrado.

A ver, lo primero quiero decir que por supuesto no soy insensible, ni al dolor ajeno ni al propio, al revés, siento mucho que las personas pasen por momentos delicados, pero el mismo verbo lo dice, pasen. Los momentos pasan, todos.

Reconozco que debido «al momento» no es habitual preguntar a las personas por su vida y que me contesten con palabras muy positivas, la alegría está perdiendo protagonismo.

También lo comentaba hace poco con una persona a la que su pareja lo ha dejado, estaba bastante afectado, y yo le hablaba del contagio de las emociones, y también sobre la adicción que crean.

Nos surgen dificultades, a veces totalmente inesperadas, de personas que ni nos podíamos imaginar, y nos abordan sentimientos de desesperanza, impotencia, frustración, etc.

A mí también me ocurre, creo que a la gran mayoría; sin embargo, el mundo sigue girando, nuestro corazón no para de latir, y eso significa que estamos vivos, despiertos, y merece la pena aprovecharlo.
A veces mi clientes, me preguntan que qué hacen, ellos saben (porque lo explico antes de empezar un proceso de Coaching), que yo no les puedo decir qué hacer. También me dicen cosas como que les tengo que sacar ese sentimiento, esa sensación, esos pensamientos…yo no puedo, el Coaching ayuda a encontrar tu respuesta, no te la da.

Como ya he escrito con anterioridad, nosotros mismos tenemos la capacidad de decidir has dónde queremos que nos afecten las cosas que nos van ocurriendo, que normalmente vienen del exterior. En nuestra mano está elegir cambiar, decidir cómo queremos vivir nuestra vida, o un momento en concreto.

Cuando nos quedamos atrapados en un sentimiento, a veces sin darnos cuenta, el sentimiento nos acaba atrapando a nosotros y se vuelve el centro de nuestro yo. Como consecuencia, todo gira en torno a ello, todo lo que nos ocurre lo filtramos desde ese sentimiento, y la realidad, pasa a ser únicamente nuestra realidad, que suelen venir acompañadas de imágenes y/o voces internas que no nos favorecen.

Esforzarnos por sentir emociones positivas, tendrá efectos positivos en nosotros.

Las personas ilusionadas, entusiastas, tienen un gran tesoro, tienen la posibilidad de crear dentro de sí mismo, y lo mejor de ello, es el contagio a los demás.
Una persona entusiasta tiene mayor capacidad de influencia, mientras que el desánimo ahuyenta. El entusiasta despierta luz en los demás, hace que los demás sientan atracción por ella, así es que a sabiendas de que es una fuerza generativa voluntaria, merece la pena intentarlo e ir a por todas.
Posiblemente en alguna ocasión hemos intentado pensar con gran entusiasmo e ilusión sobre algo, y de repente aparecen creencias limitantes: «no sé», «no servirá de nada», «no puedo hacer nada», «imposible totalmente», «muy difícil»…
Igual os estáis preguntado de qué sirve el entusiasmo cuando no nos salen las cosas como esperamos o queremos. Pues bien, precisamente para crear mejores condiciones y facilitarnos el camino hacia nuestros objetivos.
¿Quién puede tener entusiasmo hoy en día? pues todos aquellos que piensan en disfrutar cada momento de sus vidas, evitando el abatimiento y la indefensión.
¿Qué se puede esperar del que no confía en sí mismo? ¿Qué acabará contagiando si está todo el día indignado?
¿Cuánto tiempo queremos permanecer encerrados en el sufrimiento? ¿Qué nos aporta? ¿Cómo salimos de ahí?
Es importante reconocer la tristeza como una emoción básica, el problema no es caer, es cuánto tiempo vamos a necesitar para levantarnos y las consecuencias que puede llevarnos. También hay que ser tolerantes con nosotros mismos, y lo mismo que le diríamos a alguien a quien queremos, decírnoslo a nosotros mismos. Tratarnos con amor, creo que es también una buena herramienta.

La gestión de las emociones no depende sólo de las circunstancias externas, también depende del manejo de nuestra mente, ya que es la mente la que crea estímulos que se convierten en estados emocionales.
Pasar del desánimo a recuperar la ilusión es todo un ejercicio, aprender a manejar nuestros pensamientos y nuestras palabras de manera que ayuden a dar fuerza a nuestro estado positivo e intentando por todos los medios eliminar los negativos, sobre todo cuando nos estamos anticipando a los hechos. Creo que es mejor para nosotros y nuestro entorno ocuparnos al 100% del presente y dejar el mañana para mañana.
Por qué no echamos un ojo a nuestro alrededor y nos fijamos en las cosas pequeñas , gestos amables, palabras de afecto, mirandas con ternura y empatía, los días soleados o en la pasión que sienten algunas personas.

Bueno, se lo dedico especialmente a una persona, que si me lee ya sabrá que es para ella.
También por supuesto a todos aquellos que os gusta leer lo que escribo.

Un abrazo a todos y gracias por dedicarme algo de vuestro tiempo!

Ana.

Post inspirado en artículo de El país semanal, Xavier Guix.

Anuncio publicitario