Complejo es, desde mi punto de vista, el tema de la comunicación.
Tenemos tan integrado el lenguaje en nuestro sistema de comunicación, que en ocasiones actuamos sin ser consecuentes, sin contemplar el hecho de que la manera que estamos utilizando para comunicarnos, puede tener una reacción en la persona que tenemos delante.
La comunicación es posiblemente la mejor herramienta de la que disponemos, y que vincula, o también deteriora relaciones en principio bastante sólidas.
Se dan casos en los que la diferencia entre lo que queremos transmitir y lo que nuestro receptor está entendiendo, es abismal. Es ahí cuando están en juego las relaciones, ya que podemos sentirnos atacados, heridos, frustrados, etc; y llevarnos a una discusión e incluso a que se rompan lazos con personas que nos importan.
¿Has pensado si alguna vez has dicho algo sin sentirlo realmente? casi segura que sí. Nos podemos ver descontrolados, emocionados, y es cuando se suelen dar estas circunstancias.
Tres formas de intentar decir las cosas de la mejor manera posible son: controlar el tono, elegir el momento, y las formas. Creo que huelga decir que, a pesar de que nosotros deseemos hablar de un tema en un momento determinado, tal vez no lo sea para la persona que tenemos delante, esto es importante tenerlo en cuenta.
La manera que tenemos de saber si estamos en la vía correcta de comunicación es pensar en si los resultados que obtenemos son los que en un principio queríamos, si no es así, seguramente haya algo que se puede mejorar.
Pienso que una cosa importante a la hora de comunicarnos es tener claro quién es la persona receptora, no es lo mismo nuestra pareja que nuestro amigo, nuestra madre que nuestro hijo, nuestro hijo que nuestro amigo; y como he dicho antes, elegir un momento adecuado.
Contar hasta diez, hasta mil o hasta lo que haga falta y reflexionar tranquilamente sobre qué es exactamente lo que queremos transmitir a nuestro receptor es importante, pensar qué creemos que puede ocurrir tras nuestra exposición de pensamientos/sentimientos, y ser responsables de las consecuencias que ello nos pueda acarrear.
“La palabra es mitad de quien la pronuncia y mitad de quien la escucha”, Michel de Montaigne.
Gracias por leerme, un saludo!